Una mujer/semilla, un hombre/rana , un dragón/cucaracha, tres amigos de la sinapsis automática que obedece al propio divagar imaginario, ellos me comprueban que el forzar a la imaginación a ir un paso mas adentro fructifica hacia afuera y habla con la herramienta, en este caso un lápiz y con un receptor de este mordisqueo fantástico, en este caso el papel. Trazo lineas que definen rutas especificas, estructuras de andamios que luego servirán para apoyar el pixel, sin dañar ninguna vertebra. Mientras otros están a la espera, como esqueletos congelados que a veces se tiñen con el reflejo externo de mi imaginación, mi ojo.
El eslabón más débil
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Creo que todos tenemos claro que pese a la enorme responsabilidad
(responsabilidad legal a todos los efectos) que las arquitectas y
arquitectos llevamos so...
Hace 8 meses
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